¿Quién hace el dinero?

¿Cuánto hay? ¿Cuánto vale? Estas preguntas parecen tan elementales que nadie se atreve a formularlas. Pero, ¿nos lo han explicado alguna vez? El documental El dinero es deuda (Paul Grignon, 2006) intenta poner al alcance de todos lo que los banqueros no quieren que sepamos: que desde el Siglo XVIII el dinero no sólo no está respaldado por un valor (oro, mercancías, etc.), sino que ni siquiera está controlada su cantidad.

El dinero se crea a medida que se necesita, por lo que su único respaldo es la deuda contraída. Cuando cualquiera de nosotros solicitamos un préstamo al banco, éste no presta un dinero que posee, sino sólo una pequeña parte del mismo (llamada reserva fraccional). El resto, sencillamente, lo crea anotándolo en nuestra cuenta. Así, el valor de la mayor parte de los 200.000 € que crea y me presta para comprar una vivienda, reside sólo en que yo me he comprometido (con garantías, claro) a pagarle esa cantidad al banco al cabo de un tiempo. Esto no constituye una trampa bancaria, sino el fundamento de nuestro sistema financiero, de modo que cada día hay más y más dinero, respaldado por el hecho de que cada día hay más y más deuda (=más gente comprometida a pagar). Si nadie pide créditos, no se crea más dinero y la economía entra en recesión, porque deja de circular dinero nuevo. Esta mecánica es la que ha permitido el enorme desarrollo comercial e industrial vivido en estos dos últimos siglos. ¿Qué es la reserva fraccional?

Si lo pensamos bien, lo que nos plantea el documental no es un problema meramente económico. Que el dinero sea deuda significa que su valor reside en el compromiso de pagarlo, por lo tanto, de trabajar y producir algo que permita que otro se endeude, a su vez, para pagarme por ello, de manera que yo pueda pagar mi deuda. Es decir, el valor del dinero-deuda se basa en que cada uno de nosotros se comprometa frente a los demás a producir en el futuro, en que los demás confíen en la capacidad de cada uno para cumplir ese compromiso, y en que ese compromiso signifique algo para todos, es decir, que todos nos sintamos comprometidos en la meta del crecimiento económico indefinido.

Parece, pues, de un sistema óptimo para propiciar la mejora de las condiciones materiales de vida. Pero, ¿es sostenible? El documental advierte sobre el límite que ofrece la finitud de nuestros recursos naturales. Cuando éstos dejen de hacer posible el crecimiento de la economía, el sistema se vendrá abajo. Pero, ¿es ese el único límite que tiene el sistema? La propia satisfacción generalizada de las necesidades materiales básicas podría propiciar que cada vez más gente abandonara la carrera del crecimiento económico infinito. ¿No será este cansancio económico una de las causas de la crisis actual? ¿No puede habérsenos vuelto insoportable este siempre vivir en deuda, en una deuda que no sabemos con quién hemos contraído? ¿No será el anonimato de nuestro acreedor más insoportable que la deuda misma?

Entender el dinero es entender nuestra sociedad, y cambiarla no es introducir controles en los flujos monetarios, sino cambiar nuestra misma relación con el dinero.

El dinero es deuda (Paul Grignon, 2006)/Web del autor/Excelente explicación del Fractional-reserve banking en Wikipedia

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