Cannabis, Alcohol, Oriente, Occidente (según Bowles)

portada-cabezas-verdes-manos-azules_grande«…los efectos psicológicos de las dos sustancias son diametralmente opuestos. El alcohol desdibuja la personalidad y suprime las inhibiciones. El bebedor siente, al menos de modo transitorio, una sensación de participación. El kif no elimina nin­guna inhibición, antes al contrario, las refuerza, sumerge al individuo aún más en los recovecos del aislamiento personal sumiéndole en un estado de contemplación e inactividad. Cabe suponer que existe una estrecha relación entre la cultura de una sociedad determinada y los medios que utilizan sus ciudadanos para lograr estados de relajamiento o de euforia. El judaismo y el cristianismo han utili­zado siempre el alcohol; el islam, el hashish. El primero tiene efectos dinámicos, el segundo estáti­cos. Si un país desea occidentalizarse —por equi­vocado que esté—, lo primero que tiene que hacer es abandonar el hashish. Lo demás vendrá, más o menos, como resultado de lo anterior. A la inversa, si en un país occidental un sector entero de la población, para manifestar su protesta (como ha sucedido en los Estados Unidos), desea aislarse de una manera radical de la sociedad que le circunda, el método más rápido y más seguro es sustituir el alcohol por el cannabis.»

Paul Bowles, Cabezas verdes, manos azules, Alfaguara (pág. 92)