La filosofía no es un conjunto de opiniones acerca de las cosas que pasan, sino un modo de vivirlas, de ocuparse de ellas. Es asumir una responsabilidad que no tiene, sin embargo, por qué ser culpabilizadora, sino que puede ser una responsabilidad emancipadora, porque responsabilizarnos de la realidad es lo que nos permite cambiarla.
El filósofo, como el científico, el matemático o el médico, intenta desarrollar sistemas teóricos que le permitan discernir cómo asumimos esa responsabilidad. Pero la psicoterapia basada en el el asesoramiento filosófico no pretende, por supuesto, convertir a nadie en filósofo (o, al menos, no más que el médico en médico a su paciente, o el físico en físicos a los usuarios de bombillas). Lo que tiene para ofrecer es un modo distinto de encarar las circunstancias concretas de la vida. Quienes acuden a ella lo hacen porque no están satisfechos con su modo de encarar sus circunstancias, y lo que demandan es que les ayude a cambiarlo, a generar una nueva mirada sobre lo que les rodea, así como sobre sí mismos.
¿Qué pretende?
Estamos acostumbrados a asumir las consecuencias de las decisiones pasadas como parte de nuestra realidad. Pero, ¿y si nos atrevemos a considerarlas otra vez como posibles, es decir, como objeto de una nueva elección? Comprender que nuestra realidad es el producto de las decisiones que hemos tomado en el pasado no quiere decir encadenarnos a él, sino asumir el control de nuestra vida; deshacernos del fatal abrazo de las circunstancias que nos exculpan y decidirnos a decidir de nuevo todo aquello que creíamos sencillamente dado.
¿Cómo funciona?
Estableciendo un diálogo con el paciente, que habla con toda libertad sin necesidad de atenerse a un tema preacordado. El terapeuta escucha ese habla, y pregunta, pero con un fin diferente del que es propio del diálogo que el cliente puede establecer en otros ámbitos. Lo que le interesa escuchar no es tanto comprender lo que el paciente dice, como los interrogantes que fundamentan lo que el cliente dice aunque éste no se dé cuenta. Y ello con el objetivo de que eso que el terapeuta escucha llegue a escucharlo el cliente mismo. Descubrirá que cuando se preocupa por problemas familiares, laborales o teóricos, esas preocupaciones tienen raíces más profundas que las aparentes. Este descubrimiento le liberará de los falsos problemas, al tiempo que le ayudará a asumir la tarea de enfrentar los auténticos.
¿Cuánto dura?
Depende de los objetivos que se marque el paciente. En pocas sesiones muchas personas asimilan un nuevo modo de enfocar sus problemas y deciden seguir su propio camino. Otras prefieren seguir siendo asesorados hasta la superación de los retos que se habían planteado. Finalmente, ocurre en ocasiones que el alcance de metas concretas hace surgir la ambición de afrontar otros retos de mayor envergadura.
¿A QUIÉN SE DIRIGE?
Consulta individual
Son muy diferentes las situaciones que deciden a las personas por una psicoterapia basada en el asesoramiento filosófico. Pueden ser tan concretas como un despido, una enfermedad o una crisis de pareja. O tan generales como una desorientación o una falta de motivación en cualquier ámbito de la vida. O diagnosticadas en otros ámbitos de atención, como la depresión, la ansiedad o un trastorno de la atención. O puede, precisamente, que lo que pase es que no pasa nada. Lo que tienen en común todas estas personas es que consideran que muchas de las terapias tradicionales van a intentar ocultar su padecimiento tras una cortina de fármacos o programaciones conductuales, o forzándoles a reconciliarse con un modo de ser en el que no se encuentran a gusto y quisieran cambiar. En definitiva, sienten que les van a arrebatar la responsabilidad sobre su vida, cuando lo que quieren es precisamente asumirla.
Por todo esto, a psicoterapia basada en el asesoramiento filosófico no tiene pacientes en el sentido clásico del término. El cliente que se sienta frente al asesor no recibe, por parte de éste, ni diagnóstico ni pronóstico, y tampoco va a ser propiamente atendido, sino que lo que va a aprender con el asesor es a atenderse a sí mismo, cambiando a la vez su manera de atender a la realidad que le rodea.
Consulta empresarial e institucional
Todo esto la hace especialmente interesante para los grupos de trabajo en la empresa. Implicarse activamente en sus metas y procesos de trabajo aumenta el compromiso con él. Se trata, precisamente, de que quienes comparten un proyecto no lo hagan como un mero conjunto de individualidades. El grupo de trabajo se ha de construir, y a ello ayuda la asesoría filosófica trasladando al colectivo la asunción de la responsabilidad sobre sí mismo que trabaja a nivel individual.