El análisis que Marx lleva a cabo de la economía capitalista tiene que ser actualizado. Marx no tuvo en cuenta la creciente importancia de la deuda en la economía, no sólo como sustento del consumo, sino del valor de la propia moneda.
Por otro lado, la lucha de clases ya no puede pensarse de la misma manera en el llamado Estado del bienestar que se basa, entre otras cosas, en que todo trabajador es posible propietario (accionista, o depositante en el banco del dinero con el que se comprarán las acciones) de la empresa que lo explota. El invento de una «propiedad sin derecho a decisión» sobre los medios de producción permite, pues, que el trabajador, sin saberlo, o sin decidirlo, se autoexplote. La lucha de clases deviene, así, una lucha del sujeto consigo mismo.
En alemán, schuld significa tanto deuda como culpa. Esto no es casual. Pero resulta de gran trascendencia en un sistema económico, como el nuestro, que cada vez más se basa en la deuda. Hasta un punto en que, hoy en día, el dinero, lejos de tener una referencia material, resulta ser pura deuda.
A continuación, algunos materiales útiles para las sesiones del taller dedicadas a la cuestión del dinero.
Modern money mechanics es un cuaderno didáctico (aunque de alto nivel) editado por la Reserva Federal de Chicago. Originalmente, estaba disponible en la web de la institución, pero ya no, ahora debe solicitarse expresamente por correo electrónico. Afortunadamente, circula por la red, y queda alojado en servidores independientes como el del enlace que ofrezco aquí.
A continuación, el texto que he escrito, en buena parte relacionado con el tema que nos ocupa, para el V congreso de la Sociedad Académica de Filosofía: Especulación económica y especulación filosófica.
Cuando consigo un empleo, alguien me emplea. Antes no tenía empleo, es decir, no tenía uso, no servía para nada. Pero el empleo también lo acepto, o sea, que me empleo a mí mismo. A la vez que empleado, también soy empleador. Cómo soy empleado por los otros, por mí mismo, ¿tiene algo que ver con el empleo que hago de los demás? ¿Es posible romper el círculo? Si mi relación con los demás es de empleo, las suya conmigo no puede ser ya otra, y tampoco la mía conmigo mismo. La alienación laboral deriva entonces en alienación social.
Esta animación ha inventado un género: el terror filosófico. Suerte que sólo es una ficción… ¿o no? Habrá quien vea aquí un canto a la creatividad infantil. Pero lo que en el niño es lúdico, en el adulto es ludopático. Peter Pan siempre ha resultado un personaje siniestro.
¿Cuánto hay? ¿Cuánto vale? Estas preguntas parecen tan elementales que nadie se atreve a formularlas. Pero, ¿nos lo han explicado alguna vez? El documental El dinero es deuda (Paul Grignon, 2006) intenta poner al alcance de todos lo que los banqueros no quieren que sepamos: que desde el Siglo XVIII el dinero no sólo no está respaldado por un valor (oro, mercancías, etc.), sino que ni siquiera está controlada su cantidad.
El dinero se crea a medida que se necesita, por lo que su único respaldo es la deuda contraída. Cuando cualquiera de nosotros solicitamos un préstamo al banco, éste no presta un dinero que posee, sino sólo una pequeña parte del mismo (llamada reserva fraccional). El resto, sencillamente, lo crea anotándolo en nuestra cuenta. Así, el valor de la mayor parte de los 200.000 € que crea y me presta para comprar una vivienda, reside sólo en que yo me he comprometido (con garantías, claro) a pagarle esa cantidad al banco al cabo de un tiempo. Esto no constituye una trampa bancaria, sino el fundamento de nuestro sistema financiero, de modo que cada día hay más y más dinero, respaldado por el hecho de que cada día hay más y más deuda (=más gente comprometida a pagar). Si nadie pide créditos, no se crea más dinero y la economía entra en recesión, porque deja de circular dinero nuevo. Esta mecánica es la que ha permitido el enorme desarrollo comercial e industrial vivido en estos dos últimos siglos. ¿Qué es la reserva fraccional?
Si lo pensamos bien, lo que nos plantea el documental no es un problema meramente económico. Que el dinero sea deuda significa que su valor reside en el compromiso de pagarlo, por lo tanto, de trabajar y producir algo que permita que otro se endeude, a su vez, para pagarme por ello, de manera que yo pueda pagar mi deuda. Es decir, el valor del dinero-deuda se basa en que cada uno de nosotros se comprometa frente a los demás a producir en el futuro, en que los demás confíen en la capacidad de cada uno para cumplir ese compromiso, y en que ese compromiso signifique algo para todos, es decir, que todos nos sintamos comprometidos en la meta del crecimiento económico indefinido.
Parece, pues, de un sistema óptimo para propiciar la mejora de las condiciones materiales de vida. Pero, ¿es sostenible? El documental advierte sobre el límite que ofrece la finitud de nuestros recursos naturales. Cuando éstos dejen de hacer posible el crecimiento de la economía, el sistema se vendrá abajo. Pero, ¿es ese el único límite que tiene el sistema? La propia satisfacción generalizada de las necesidades materiales básicas podría propiciar que cada vez más gente abandonara la carrera del crecimiento económico infinito. ¿No será este cansancio económico una de las causas de la crisis actual? ¿No puede habérsenos vuelto insoportable este siempre vivir en deuda, en una deuda que no sabemos con quién hemos contraído? ¿No será el anonimato de nuestro acreedor más insoportable que la deuda misma?
Entender el dinero es entender nuestra sociedad, y cambiarla no es introducir controles en los flujos monetarios, sino cambiar nuestra misma relación con el dinero.