Pero, ¿qué pinta Kant en un taller de Filosofía para psicoanalistas? Desde su inicio, ya su teoría del conocimiento apunta a un objeto que no se deja abordar más que desde diferentes perspectivas incapaces, ninguna de ellas, de presentarlo unilateralmente. En un ejercicio de cubismo intelectual avant le coup de pinceau, Kant da por superada la linealidad del pensamiento y nos muestra que el objeto del discurso sólo puede aparecer en su ocultarse, como su fundamento, a cada una de las perspectivas desde las que se pretende hacerlo manifiesto.
Pretendo pensar las cosas, pero esta pretensión siempre acaba, en última instancia, en fracaso, porque nada se deja reducir sólo a lo pensable, el carácter sensible de la realidad se le escapa al Entendimiento entre sus conceptos. Por otro lado, sin embargo, las sensaciones no sólo carece de sentido, sino que no puede, sencillamente, legitimarse sin un componente racional que le dé forma. Así nos va, pues, a los filósofos y a los hombres, saltando siempre de una perspectiva a la otra, intentando mirar la moneda por sus dos caras a la vez, experimentando que la única realidad es justamente esa que escapa a todo intento de conocerla. Queremos llegar a la unidad (del Yo, de la realidad), pero sólo podemos conocer pluralidades. ¿Será ésta la experiencia filosófica de la realidad? ¿Sera ésta la experiencia psicoanalítica del Inconsciente?