En la sesión anterior nos habíamos quedado en la pregunta acerca de cómo la realidad puede ser generada a priori desde la forma del entendimiento. Pues bien, hoy hemos querido ofrecer, digamos, un «ejemplo», observando cómo Schelling pretende hacerlo a partir del principio de identidad. El Yo sólo puede conocerse proyectándose más allá de si mismo, pero a esta proyección tiene que oponerle, al mismo tiempo, una fuerza limitante que haga que ese conocimiento de lugar a objetos.
Aparte de los detalles de esta concepción, ha resultado interesante resaltar su carácter irreductiblemente dualista: ningún monismo puede dar cuenta de realidad alguna, de objeto alguno. ¿Eh, Jung?