Hoy hemos improvisado una pequeña historia de la dialéctica, en la que hemos tenido la oportunidad de contraponer el sentido griego del término al medieval.
Hemos llegado a la conclusión de que, a diferencia de lo que ocurre a partir de la apropiación que el pensamiento cristiano hace del diálogo socrático como mera técnica, mero método para llegar a la verdad, para los griegos ésta era algo que acontecía no mediante el diálogo, sino en él. Sólo dialogando hay verdad, y ésta se disuelve cuando lo dialogado se convierte en tratado, en catecismo, en prosa aniquiladora de la vida que sostiene cada uno de los conceptos que el diálogo no utiliza, sino a los que el diálogo da vida.