Hemos continuado contrastando el valor que la lógica tiene para nosotros y para los antiguos. En los textos griegos todavía se puede respirar la maravilla ante la partícula es, que hoy en día utilizamos con tanta ingenuidad. Y ello da lugar a la necesidad de repensar el valor cognitivo del silogismo aristotélico, desprendiéndonos de los prejuicios acerca de la verdad como inclusión del particular en el concepto universal que domina nuestra epistemología.